Rejuvenece la piel, expulsa piedras de la vesícula y riñones, mejora la vista y más

El tomate es una de las hortalizas más sabrosas. En la cocina se utiliza para la preparación de ensaladas, sopas, salsas y lo más importante para la elaboración de zumos.  Quizás mucho no lo saben, pero cuando las personas comienzan a consumir jugo de tomate los beneficios que obtienen son increíbles, empezando por empezar a rejuvenecer su piel.

1- Elige tomates maduros y jugosos. La mejor elección para preparar jugo son los tomates tradicionales maduros que saben deliciosos incluso crudos. Si una rebanada de tomate tiene un sabor y una textura grandiosos, el jugo también tendrá gran sabor. Busca tomates durante el apogeo de la temporada en el comercio de productos agrícolas local o en el mercado de productores.

Es mejor usar tomates orgánicos que tomates cultivados comercialmente con uso de pesticidas. No es agradable sentir productos químicos en el jugo. Puedes elegir una sola variedad o una combinación de estas. [1] Los frutos de las tomateras lycopersicon lycopersicum y lycopersicon esculemtun producen más jugo, mientras los tomates roma producen un jugo más espeso.

2- Lava los tomates. Enjuaga los tomates en el grifo y sécalos con un secador limpio o con toallas de papel. Solamente enjuagar los tomates es suficiente para quitar la mayoría de tierra y bacterias.

3-Descorazona los tomates y córtalos en cuartos. Corta los tomates por la mitad. Quita el corazón y cualquier parte sólida que no sea la pulpa. Luego, corta cada mitad en dos partes iguales.

4- Llena una olla no reactiva grande con los tomates cortados. Usa una olla de acero inoxidable en lugar de una de aluminio, ya que este material es propenso a reaccionar con el ácido de los tomates.

5- Presiona los tomates para extraer el jugo. Usa un majador de papas o una cuchara de palo para presionar los tomates y liberar su jugo. La olla debe quedar llena de una mezcla de jugo de tomate y de otras partes del fruto. Es recomendable tener líquido suficiente en la olla para hervir.
Si la mezcla parece secarse al hervir, añade algunas tazas de agua hasta que haya suficiente líquido para hacerlo.

6- Haz hervir el contenido de la olla. Revuelve los tomates y el jugo constantemente para que la mezcla no se queme. Sigue cocinando hasta que la mezcla sea ligera y espesa. El proceso tarda alrededor de 25 a 30 minutos.

7- Añade los condimentos que desees. Añade una pizca de azúcar, sal u otros condimentos si deseas añadirle sabor al jugo de tomate. La dulzura del azúcar ayuda a reducir la acidez de los tomates.
Si no estás seguro de cuánta azúcar, sal o pimienta usar, es mejor comenzar con muy poco. Puedes probar el sabor antes de quitar los tomates del fuego y añadir más condimentos según sea necesario.

8- Quita los tomates del fuego y deja que enfríen por unos minutos. No es recomendable que queden a temperatura ambiente, pero deben enfriar lo suficiente para evitar quemaduras accidentales.

9- Cuela los sólidos en el jugo. Coloca un colador tradicional o de maya de alambre sobre un tazón de vidrio. Elige uno con agujeros pequeños. Usa un tazón de vidrio o plástico, pues los de metal pueden presentar una reacción química al ácido del tomate. Vierte gradualmente el tomate frío por el colador. La mayoría del jugo debe pasar por lo agujeros sin esfuerzo.

Agita el colador ocasionalmente para desatascar los agujeros y permitir que más jugo caiga en el tazón. Usa una espátula de hule para presionar los restos de tomate contra el fondo del colador. Presionar exprimirá todo el jugo aún atrapado.


Desecha los sólido que quedan en el colador. Tienen poco, o ningún, valor culinario.

10- Cubre y enfría el jugo en el refrigerador. Almacénalo por lo menos 30 minutos antes de servir y revuélvelo bien antes de beberlo. El jugo de tomate puede durar hasta una semana cuando se almacena sellado y refrigerado.
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