Padres, se Merecen Leer Esto Hoy

Educar a un hijo no es tarea fácil y a veces los padres caen en la desesperanza. No sabemos canalizar todo nuestro esfuerzo en reforzarle, motivarle o simplemente acompañarle.  A veces, nos encontramos demasiado cansados, quizás la crianza es más dura de lo que nos contaron y nuestras circunstancias personales no ayudan.


Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas.

Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza. 

Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto.

Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: “No es más que un niño, un niño pequeñito”.

Temo haberte imaginado hombre.

Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro.

He pedido demasiado, demasiado…

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