
Los ataques al corazón fueron considerados los causantes del mayor número de muertes alrededor del mundo. En los últimos años las cifras han descendido considerablemente gracias al nivel de información que se ha viralizado por todos los medios televisivos y redes sociales.
4. Dolor en el pecho
Aunque no todos los infartos están precedidos de dolor en el pecho, este es el síntoma más frecuente y más fácilmente reconocible. El dolor torácico es, por lo general, prolongado –dura en torno a 15 minutos.
Este se percibe como una presión intensa en el pecho, que puede extenderse hasta la espalda, los brazos y los hombros, sobre todo en el lado izquierdo (zonas que pueden llegar a dolernos más que el propio pecho).
El dolor puede no ser continuado: en numerosas ocasiones viene y va, pero el infarto llegará tarde o temprano. Tampoco todos los infartos están precedidos por un dolor de pecho de igual intensidad.
Puede dolernos poco y que, aún así, el paro cardiaco sea inminente. Ante este síntoma debemos avisar inmediatamente al servicio de urgencias.
Mejor que sea una falsa alarma
Si notamos alguno de estos síntomas lo más inteligente es acudir de inmediato al servicio de urgencias y, en el caso del dolor en el pecho, llamar enseguida al teledono de emergencias. No siempre estos síntomas indican que vayamos a sufrir un ataque al corazón, pero es mejor prevenir que curar.
Muchas personas no actúan con suficiente rapidez, porque el dolor no es demasiado intenso o porque no reconocen los síntomas, y sólo se dan cuenta de que algo grave ha ocurrido cuando están tendidos en el suelo.
En torno a un cuarto de los infartos son silentes: aparecen sin dolor de pecho y ningún otro síntoma
Como reconoció nuestro más prestigioso cardiólogo, el doctor Valentí Fuster, en una de sus conferencias, “lo que de verdad resulta frustrante no es la gente que acude a Urgencias y no tiene un infarto, sino la gente que tiene el infarto y no viene, sabiendo que el 95% de las personas que mueren así las hubiéramos podido salvar. Y es algo que pasa cada día”.
Por desgracia, en torno a un cuarto de los infartos son silentes: aparecen sin dolor de pecho y ningún otro síntoma. Pero el resto, pueden evitarse si estamos atentos y aconsejamos como es debido a nuestros allegados.